La gente en sus casas se desespera, más cuando las condiciones de clima, de hacinamiento y de falta de ingresos, son el motor que impulsan a salir a la calle, es muy fácil permanecer en casa cuando el estado de comodidad lo permite, y la nevera está llena,  “jaula es jaula así sea de oro”,   la cultura caribe, alegre, amante de la música, del baile, del domino, del parques (ludo),  la mecedora en la terraza, la mesa de frito en la esquina, la olla de peto,  la puerta abierta todo el día…. Mientras los habitantes de la casa y vecinos entran y salen sin parar repetitivamente, es el cuadro que se ve a diario en los populares barrios de nuestra amada Cartagena y en muchos lugares de nuestra región.  

Es lamentable que instrumentos brindados por los avances de la tecnología –como es el caso de las redes sociales- no estén siendo aprovechados con un sentido positivo, para el beneficio general y para el mejor ejercicio de derechos esenciales como las libertades de expresión y opinión, el acceso a la información, la comunicación entre las personas, el sano debate político, jurídico o económico, sino como virtuales cuadriláteros en que se lucha sin lealtad ni valor, sin argumentos, sin dignidad, sin el mínimo respeto,  sino mediante la injuria, la calumnia, el insulto, la falsa noticia y la amenaza, entre otras armas.

Escribir ha sido un don que he recibido del gran Arquitecto del universo, escribo lo que siento, sencillo, con carácter crítico y con facilidad; hoy escribo recordando a un amigo, a un lector de mis artículos, que me hacía sus comentarios y me decía siga escribiendo…. No es fácil escribir sobre alguien que partió al eterno descanso, más cuando pocos días antes de complicarse su salud compartíamos por Zoom, mientras brindábamos y añorábamos regresar pronto al campo de golf, para disfrutar del juego,  de la compañía del bello campo de nuestro Club Campestre de Cartagena.   Henrry, “El tomate” como cariñosamente lo llamaban, era uno de los golfistas más conocidos por todos, una sonrisa permanente en su cara, su buen genio, buen humor, amabilidad y su gusto por un buen trago, hicieron que fuese querido, Henry  se convirtió en un gran “partner” para todos. 

Hoy 13 de junio, agradezco al Gran Arquitecto del universo, padre y dueño de la vida, por permitirme llegar a esta edad (53 años), doy gracias infinitas, por mis padres, mis hermanos, mi familia, por mis hijos y todas aquellas cosas maravillosas que el todopoderoso me ha dado, siendo mi amada esposa mi hogar y mi profesión de abogado, uno de los más grandes regalos recibidos.