Un día como hoy, 14 de noviembre de 1817 en Bogotá, junto con el amor de su vida y un grupo de valientes patriotas, moría fusilada Policarpa Salavarrieta; en honor a su legado, a su fortaleza y a su ejemplo se celebra el Día de la Mujer Colombiana desde el año 1967, cuando fue declarado mediante la ley 44.

Celebro la vida de las mujeres colombianas, aquellas que pese a la violencia, el maltrato, la discriminación y el flagelo del machismo, son capaces de librar mil batallas sin empuñar armas distintas al conocimiento, al empoderamiento, a su capacidad desbordada reprimida por siglos, a la fuerza femenina inagotable que exige de esta sociedad justicia y equidad en las relaciones entre hombres y mujeres. 

Nacer mujer ha sido un inmenso regalo de la vida, pero nacer mujer en Colombia ha sido sin duda, el mayor honor de mi existencia. 

Por ello en un día como hoy, les envío más que flores y chocolates, toda mi admiración, lealtad, respeto y respaldo irrestricto a ustedes mis queridas y apreciadas compatriotas. 

El resultado de las elecciones del pasado 27 de octubre, es la voluntad de un pueblo cansado de la corrupción, un pueblo que se rebeló en contra de los grupos políticos tradicionales para poner la esperanza de un cambio en un candidato poco conocido, por fuera de la tradición;  su mayor fortaleza, un discurso en contra de la corrupción y una guerra de frente con nombres propios y señalamientos directos en los medios y ante la fiscalía, a quienes encabezan, los actos más corruptos sin que nada pase.