Certidumbres e inquietudes: UNIÓN SINCERA Y DE BUENA FE. José Gregorio Hernández Galindo Destacado

El país entero ha rechazado de manera contundente el criminal atentado perpetrado contra Miguel Uribe Turbay. De nuevo expresamos nuestro rechazo a ese acto cobarde, ejecutado por conducto de un menor de edad, manipulado y dirigido por determinadores a quienes las investigaciones y la actividad de la Fiscalía General de la Nación habrán de identificar y someter a la justicia. No debe haber impunidad.

 Hemos visto a una familia adolorida que en el pasado afrontó la tragedia ocasionada por la mafia del narcotráfico, cuando fue vilmente asesinada la madre de la víctima. Esa familia requiere la solidaridad y el sincero respaldo de toda la sociedad y del Estado.  

En lo que respecta a la salud de Uribe Turbay, debemos destacar que, de manera espontánea, miles de personas se hayan solidarizado con la familia y hayan elevado oraciones al cielo, rogando a Dios que se supere el estado crítico y se preserve su vida. Igualmente, merece encomio la dedicación y la actividad profesional de los médicos y el personal que los apoya en la Fundación Santa Fe, de cuyos comunicados hemos estado pendientes.

Lo que sí debemos rechazar es la hipócrita manipulación política del atentado y de la situación que afronta el senador y precandidato agredido. Sin importarles en verdad el estado de su salud ni la angustia familiar en tan grave circunstancia, algunos políticos, congresistas, concejales, alcaldes y precandidatos han aprovechado la situación en beneficio de sus propias campañas e intereses partidistas y de grupo, estimulando el odio y la polarización, con arengas, discursos, figuración en medios, trinos, sindicaciones sin pruebas, ataques al presidente de la República y a otros funcionarios, mientras personas del común -ellas sí sinceras- han preferido la oración y el recogimiento.

Lo que Colombia exige de sus dirigentes es algo muy distinto. Que cese la violencia verbal, que se busque el bien común, que se promueva la solidaridad social. Que, sin perjuicio de la libre exposición de las ideas y de la orientación política de cada uno, la controversia pública sobre los muchos problemas y necesidades de los colombianos se adelante con mutuo respeto y consideración. Que los órganos del Estado, cada uno en el ámbito de sus atribuciones y responsabilidades, pero en colaboración armónica, desarrollen sus gestiones con la mira puesta en el logro de los objetivos generales.

Al Estado, a las autoridades, a congresistas y ministros, a los funcionarios y empleados en sus distintos niveles y funciones, también se les exige: cumplan la Constitución y apliquen las leyes, con imparcialidad y eficiencia. No olviden que nuestra democracia es participativa y pluralista, respetuosa de la dignidad humana, de los derechos y las garantías, que se deben preservar y proteger como lo estipulan las normas constitucionales.

El pueblo colombiano, en su inmensa mayoría, no quiere más violencia. Los graves acontecimientos de estos días en varios departamentos -en particular en el Valle y en el Cauca-, provocados por organizaciones terroristas, merecen la atención y la gestión de las autoridades, el fortalecimiento de la Fuerza Pública y de la inteligencia, que permitan enfrentar con éxito a los enemigos de nuestra población. Todo el país lo reclama. 

Colombia necesita integración, unión, mutuo apoyo, con sinceridad y buena fe. Como decía el Papa Francisco: servir a los demás, no servirse de ellos.

 

Modificado por última vez en Lunes, 16 Junio 2025 08:41
Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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